jueves, 3 de diciembre de 2009

VILLARINA O EN BABIA... MÁS PACA Y TOLA CON FURACO SEGÚN ASIMOF: LAS PELAYAS

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Desperté antes del amanecer y abandoné aquel cuarto de la fonda Santa Clara como un sonámbulo, pasos febriles iban dirigiéndome a ellas. Cuando llegué hasta su puerta la encontré abierta; penetré pues impaciente hacia mi objetivo, más oscuro, del domingo...

Al poco descubrí que sólo eran allí visibles dos figuras femeninas, en silencioso recogimiento sentadas, junto a las rejas de clausura: una la reconocí como C.C., montañera viuda del amigo J. que bajó a cumplir sus deseos de recorrer el Atlas con ella cuando supo que casi no le quedaban días y desde ahí no llegó a lograr traerlo vivo; nos tratábamos hace mucho en la Casa de las Maestras pero ya no me había recordado, confundiéndome inicialmente con "otro barbudo señor habitual por este sitio", según dijo luego.

Tras unos momentos encendieron las luces y fueron apareciendo todas abriendo cancelas que se nos interponían, para invitar a que las otras 2 únicas personas ajenas llegadas e incluso yo tomáramos también nuestro asiento junto a ellas. Hecho lo cual, comenzaron a envolvernos con salmodia para laudes de sus angelicales gargantas:

“Por ti madrugo,/ mi alma está sedienta de ti;/ mi carne tiene ansia de ti,/ como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario / viendo tu fuerza y tu gloria!/ Tu gracia vale más que la vida,/ te alabarán mis labios./ Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote./ Me saciaré como de enjundia y de manteca,/ y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti / y velando medito en ti,/ porque fuiste mi auxilio,/ y a la sombra de tus alas canto con júbilo;/ mi alma está unida a ti,/ y tu diestra me sostiene./
Oh Señor, tú eres mi Dios...”
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Había llegado un día escaso antes a ciudad tan vetusta llamado por conmemoraciones de las Bodas de plata que cumple ahora la Peña Enrique Morente flamenca local en donde me incorporé hace poco menos del cuarto de siglo. Pero para mejor guardar el recuerdo de su voz, al fin no quise oir esta vez al Maestro -ya más como padre de cierta Estrella... conocido, y- a quien una reseña periodística reciente trató de ponderar con elogiosa crítica del que habría ofrecido cante 'derramando ese rajo rancio de un perro afónico insuperable'...
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Tampoco pretendía oir horas más tarde a su colega El Lebrijano, quien décadas después de hacerse compadre del entonces Presidente de Gobierno, parece destinatario exacto para la fina sentencia del anfitrión: "nunca podrá cantar lo mismo un tío en borrico que otro con mercedes... viajero". Por más que nuevas amistades comunes le hagan decir al Nobel jubilado García Márquez eso de "cuando Juan Peña canta, incluso el agua se moja"... siempre hubiera sido muy preferible que hubiese insistido más por aquellas genuinas vías del otrora lamento gitano con "Persecución..."
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Y por cuanto al respeto que merecen las memorias del gran Manolo Caracol, nada me hubiere movido a buscar tampoco ninguna entrada para una representación a estas alturas de la Caracola (o Luisa Ortega...), otra "cantaora..." perfectamente desconocible aun siendo hija suya. ¡Pero tenía perbien cumplida desde temprano ya toda mi expectativa musical para tan señalado Día de Sta. Cecilia!
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A continuación caminé con gusto y sin prisas por el otoñal Parque San Francisco hallándome un locuaz exagenario -al varo... nín A... SIMÓ... F...- y d'algo hubo de falar: dixo que primero quería ser futbolista, ¡y luego 'guarda forestal cuidando a osos'...! Pensé que referíase a quien cercadas vigila esa pareja famosa que ye Paca y Tola, cuyo érotico-festivo escarceo del trío con Furaco tantos ecos tendrá en los amantes de la posible futura prole osezna... Pero retrucó que no, para nada encierros, y aclarome 'preferir más como hace un tío mío, en Castro, con VILLARINA'...

Por último (hablando del -bable, galaico y luso- furacar...), muy memorabilísimo aquel calado en una roca que junto a presa de La Malva hubimos de dinamitar hace cuatro lustros para dejarle paso de salidas hacia las AS-227 entre Pigüeña/Belmonte y Pola de Somiedo a nueva carretera que abríase para poder bajar ¡por fin (SD-1)! desde Lagos Saliencia o del Camín real de la Mesa más Ventana bajo Peña Ubiña e incluso de un cazurro Villafeliz que reúne meridionales a Babia con Luna -así como para, en sentido contrario, llegar a su Valle directamente desde Asturias...- por los queridos pueblines de Veigas, Villarín, Arbeyales y Éndriga...
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¡Cómo soñar entonces -cuando con agarimo variábamos curva del trazado para salvar afayaízo castaño venerable...- que luego tan bien habría de servir para los fines de FAPAS esa ruta que tanto prestaba por evitar las hasta tal fecha penosas bajadas monte a través de ancianos malitos y parturientas apuradas apenas encomendables al taumatúrgico cuidado, de un orar gregoriano, por LAS PELAYAS milenarias...!
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