miércoles, 11 de julio de 2012

¿Por qué trabaja[ría]mos tant[ísim]o (¡aún!), si (ya) es[tamos -y hace tiempo- en] el Siglo XXI?


Un agudo comentarista (Owen Hatherley) acaba de volver a cuestionar algo no baladí -¡para nada!- sobre lo que ya nos prestó su atención al comienzo de la interminable Crisis actual, y también tratamos acá en algunas otras intervenciones adicionales más, tan reiterada como apasionada mente:

< Si hay algo en lo que prácticamente coincidían antaño todos los futurólogos, es que en el siglo XXI habría muchísimo menos trabajo. ¿Qué habrían pensado, de haber sabido que en 2012 la jornada laboral de 9 a 5 se ha convertido en algo más parecido a otra desde 7 de la mañana hasta 7 de la tarde? Seguramente habrían echado un vistazo en torno suyo y habrían visto cómo la tecnología tomaba el control en muchas profesiones en las que anteriormente se necesitaba una ingente mano de obra, habrían contemplado el aumento de la automatización y la producción en masa, y se habrían preguntado, ¿por qué pasan 12 horas al día en tareas de poca filfa?


Se trata de una cuestión a la que no responden adecuadamente la derecha o la izquierda oficial. A los conservadores siempre les ha gustado pontificar acerca de la virtud moral del trabajo duro y buena parte de la izquierda, concentrada en los terribles efectos del desempleo masivo, ofrece comprensiblemente "más empleos" como solución principal a las Crisis. Anteriores generaciones habrían encontrado esto perdidamente decepcionante.

En casi todos los casos, los utopistas, socialistas y demás futurólogos creían que el trabajo acabaría por quedar casi abolido sobre todo por una razón: podríamos dejar que lo hicieran las máquinas. El pensador socialista Paul Lafargue escribió en su breve tratado mordazmente titulado 'El derecho a la pereza' (1883):

"Nuestras máquinas, con aliento de fuego, con brazos de incombustible acero, con maravillosa fecundidad inagotable, ejecutan con docilidad por sí mismas su sagrada labor. Y no obstante, el genio de los grandes filósofos del capitalismo sigue estando dominado por los prejuicios del sistema salarial, la peor de las esclavitudes. No comprenden todavía que la máquina es la salvadora de la humanidad, el dios que redimirá al hombre de alquilarse para trabajar, la divinidad que le otorgará ocio y libertad".

Oscar Wilde estuvo evidentemente de acuerdo: en su ensayo de 1891, 'El alma del hombre bajo el socialismo', desdeña "el disparate de lo que hoy se escribe y dice acerca de la dignidad del trabajo manual", e insiste en que "el hombre está hecho para algo mejor que repartir mugre. Todo el trabajo de esa laya debería realizarlo una máquina". Deja bien claro lo que quiere decir:

"La maquinaria debe trabajar para nosotros en las minas de carbón, y ocuparse de todos los servicios sanitarios, y ser fogonero de los vapores, y limpiar las calles y llevar mensajes los días de lluvia y realizar todo lo que sea tedioso o penoso".

Tanto Lafargue como Wilde se hubieran sentido horrorizados de haberse dado cuenta que, sólo 20 años después, el trabajo manual mismo se convertiría en ideología de los partidos laboristas y comunistas, que se dedicaron a glorificarlo en lugar de a abolirlo.

En esto también, sin embargo, la idea consistía en que finalmente quedaría substituido. Tras la Revolución Rusa, uno de los grandes defensores del culto al trabajo fue Aleksei Gastev, un antiguo metalúrgico y dirigente sindical que se convirtió en poeta, publicando antologías de títulos como 'Poesía de la planta de producción'. Se convirtió en el entusiasta principal del taylorismo, la técnica norteamericana de gestión habitualmente criticada por la izquierda por reducir al trabajador a una simple pieza de la máquina, dirigiendo el Instituto Central del Trabajo, con patrocinio del Estado. Cuando le preguntó por ello el izquierdista alemán Ernst Toller, Gastev contestó: "Tenemos la esperanza de que gracias a nuestros descubrimientos lleguemos a un estadio en el que un trabajador que antes en determinado empleo trabajaba unas '8 horas' tenga que trabajar no más de otras '2 ó 3, sólo', ya". En algún momento de la cadena esto quedó olvidado en beneficio de los supermusculosos estajanovistas que ejecutaban proezas sobrehumanas de extracción de carbón.

Los teóricos industriales norteamericanos, por raro que parezca, parecían compartir la visión socialista. Buckminster Fuller, el diseñador, ingeniero y polifacético sabio norteamericano, declaró que la "ecuación industrial", es decir, el hecho de que la tecnología faculta a la humanidad para hacer "más con menos", pronto eliminaría la noción misma de trabajo por completo. En 1963 escribió: "[D]entro de un siglo, la palabra 'trabajador' no tendrá ningún significado actual. Será algo que haya que mirar en un diccionario de principios del siglo XX". Si eso ha resultado cierto de los últimos 10 años, lo ha sido sólo en el sentido de "hoy en día somos todos de clase media" del Nuevo Laborismo, no en el sentido de eliminar de veras el trabajo de poca monta, o la división entre trabajadores y propietarios.

Los sondeos llevan mostrando desde hace mucho que la mayoría de los trabajadores piensan que sus empleos son irrelevantes, y echando un vistazo a las disputadas vacantes en una oficina de empleo media –el personal de oficinas de atención telefónica al cliente, archivista y, sobre todo, las diversas tareas de la industria de servicios– es difícil no estar de acuerdo.

Sin embargo, la visión utópica de la eliminación del trabajo industrial ha pasado de muy diversos modos a mejor vida. En la última década, las acerías de Sheffield han logrado producir más que nunca con mínima parte del personal previo; y en los puertos de contenedores de Avonmouth, Tilbury, Teesport y Southampton se deshicieron de la mayoría de los estibadores, pero no del tonelaje.

El resultado no fue que los estibadores o trabajadores siderúrgicos se vieran libres, tal como dijera una vez Marx, para "cazar por la mañana, pescar por la tarde y dedicarse a la crítica después de cenar". Por el contrario, se vieron sometidos al oprobio, la pobreza, y la incesante preocupación de buscar otro empleo que, caso de conseguirse, podía ser inseguro, mal pagado, no sindicalizado, en el sector servicios. En la presente era del trabajo eventual es prácticamente la norma, ésta; de modo que la idea del empleo seguro, cualificado y el orgullo en el trabajo no parecen tan horribles. No obstante, el movimiento obrero se consagró en otro tiempo a la abolición última de todo trabajo de poca entidad, tedioso, agotador. Disponemos de las máquinas para convertirlo hoy en realidad, pero carecemos de la voluntad.' >
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(en 'The Guardian', traducido por Lucas Antón)
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3 comentarios:

  1. ALGUIEN CON LA CRISIS ESTÁ FORRÁNDOSE

    Se suele hablar de las crisis económicas como si se tratara fuerzas de la naturaleza, imposibles de prever y controlar. Se utiliza para eludir culpabilidades y conseguir que los ciudadanos acepten como necesarias medidas que en otras circunstancias jamás asumirían. Lo cierto es que sí tienen culpables y la responsabilidad en esta crisis que padecemos hoy no se puede restringir únicamente al Gobierno de Rajoy, ni siquiera al de Rodríguez Zapatero, hay que remontarse también a los de Aznar, e incluso a los de Felipe González. La causa se encuentra en buena medida en la Unión Monetaria y el Tratado de Maastricht. Pero responsabilidad los Gobiernos de Rajoy y de Zapatero es la respuesta que se está dando...

    Se maneja una fábula, del golpe en el pecho: que todos hemos vivido en el pasado por encima de nuestras posibilidades. Pero desde luego, no se puede aplicar al sector público, que con anterioridad a la crisis presentaba superávit; y en cuanto al sector privado, el reparto en la época de aparente prosperidad ha sido muy desigual. La distribución funcional de la renta ha evolucionado a lo largo de todos esos años en contra de la retribución de los trabajadores y a favor del excedente empresarial. Son los precios los que han subido por encima de los precios alemanes y no los salarios reales, que se han mantenido por debajo.

    Y otra: como todos hemos pecado, todos debemos ahora sacrificarnos. Pero lo cierto es que también el coste se está distribuyendo de forma muy desigual y de manera asimétrica a cómo los años anteriores se repartieron las ganancias: de 2007 a 2011 el PIB real ha decrecido alrededor del 3,7%, mas en precios corrientes se incrementó el 1,9%; es decir que, dado que la población no ha sufrido variaciones significativas, la renta per cápita no solo no ha descendido sino que incluso se habrá incrementado en ese 1,8%, aunque no compensará su pérdida en poder de compra por la inflación. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos sienten que su renta se ha deteriorado mucho más. Los empleados públicos, los parados, los pensionistas, incluso la mayoría de los trabajadores, porque aun aquellos que no hayan visto reducido directamente su salario nominal, sí habrán sentido cómo disminuía su renta disponible debido a la subida de impuestos y a la minoración de prestaciones y servicios públicos. La renta per cápita es una media, con lo que si la renta de una gran mayoría de ciudadanos evoluciona de forma peor que dicha magnitud es que otros, quizás un grupo reducido se están poniendo las botas a su costa.

    Se atribuye la crisis a expansión incontrolada de gasto del Estado. Pero este déficit público obedece mucho más a caída de ingresos que al incremento en los gastos (...) ¿Explicaciones? La primera que se ha elevado de manera sustancial el FRAUDE FISCAL, nada extraño teniendo en cuenta la poca importancia política que se ha concedido en últimos años a su control. Pero hay otra: los IMPUESTOS se distribuyen también de maneras DESIGUALES sobre los colectivos más castigados por la crisis. El sistema fiscal ha ido evolucionado desde hace bastante tiempo hacia impuestos indirectos y gravámenes que recaen sobre las nóminas, es decir, en los trabajadores y las clases bajas o medias, que consumen la totalidad de su renta. Pero son estos colectivos los que están sufriendo la crisis con mayor virulencia que las rentas de capital y los beneficios empresariales; de ahí que la recaudación pueda descender en una proporción superior a la que lo hace el PIB.

    Si en lugar de los irracionales mitos estudiamos cifras y aplicamos racionalidad, a la conclusión que llegamos es que los colectivos lucrados en la expansión coinciden con quien ahora apenas sufre la crisis y sectores que menor carga fiscal soportan. Hay, además, a los que la crisis les está viniendo muy bien para avanzar drásticamente en el desmantelamiento del Estado social, retrocesos sustanciales que van a ser muy difíciles de recuperar.

    J. Fco. Martín Seco

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    1. El VÍA CRUCIS español tiene 3 estaciones:
      mayo 2010, agosto 2011, jun/julio 2012.

      (...) Me explicaron hace semanas cómo se gestó, pronto hará un año, aquella 'reforma exprés':

      “La reforma de la Constitución no obedeció a un requerimiento formal de Europa. Puedo deciros que en 'La Carta' no figuraba esa exigencia; nos urgía, básicamente, a cerrar el ejercicio 2011 con un déficit del 6%, al RECORTE DE SALARIOS en el sector público y privado, Y a la modificación urgente de la legislación LABORAL.

      En una última demostración de astucia, José Luis halló un atajo. Aquel verano, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy estaban haciendo propaganda de la regla de oro –la inclusión de la estabilidad presupuestaria en las constituciones nacionales europeas, siguiendo el ejemplo de Alemania– y Zapatero les tomó la palabra. Rajoy, por razones obvias, no podía oponerse.

      (...) Seguramente todo se podía haber hecho mejor, pero conseguimos 3 cosas: liquidez del Banco Central Europeo, evitar la intervención formal de la economía española y ahorrarle al PSOE el mal trago de unos nuevos recortes 3 meses antes de las elecciones generales del 20-N”.

      La reforma de la Constitución fue un placebo y una hábil estratagema de Zapatero para comprar tiempo en un momento muy difícil para el país, para el Partido Socialista y para él mismo . Todo cuadra. Un año después de aquella iniciativa, muy pocos estados de la UE ha modificado su constitución para incluir la regla de oro tudesca (...)

      Sólo Silvio Berlusconi se adhirió a la iniciativa y este pasado mes de abril –con Mario Monti al frente del Gobierno italiano– el Senado de Roma aprobó la enmienda constitucional. Todo cuadra. Italia es el otro país que en agosto del año pasado recibió 'La Carta'.

      Esta es la clave. El día 5 de agosto, en plena tormenta financiera, en Moncloa se recibió una misiva firmada mancomunadamente por el entonces presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y por el gobernador socialista del Banco de España, M.A Fdez Ordóñez (MAFO).

      El documento conminaba al Gobierno español a poner en marcha un programa de “acción URGENTE” para neutralizar a los operadores financieros que estaban convirtiendo agosto en un infierno. Hubo acuse de recibo y al cabo de unos días, el BCE recibía autorización –de Berlín– para comprar la castigada deuda de España e Italia.

      'La Carta' remitida al Palazzo Chigi de Roma fue divulgada al cabo de semanas. Llevaba la firma de Trichet y de Mario Draghi, entonces presidente del Banco de Italia, y exigía un severo programa de reformas.

      'El Corrie della Sera', gran diario de Milán, la publicó el 29 de septiembre y seguramente aquel fue el primer paso para echar a Berlusconi del poder, cosa que ocurriría 40 días después -el 14 N-, tras una magistral maniobra del presidente de la República, Giorgio Napolitano.

      Las reformas y ajustes del Gobierno Monti –el tecnócrata, primero repudiado y ahora elogiado por un socialismo español que enarbola la bandera de la “unidad nacional”...– tienen como guía 'La Carta'.

      En España, se mantiene secreta, guardada bajo 7 llaves. Sendos libros de reciente aparición ('Los días que vivimos peligrosamente', de M. Guindal, e 'Indecentes, crónica de un atraco perfecto', por E. Ekaizer) desvelan buena parte de su contenido. MG cuenta que Rajoy tuvo acceso a ella gracias a los buenos oficios de Sainz de Vicuña, dir. gral. de servicio jurídico del BCE.

      El PSOE mantuvo el secreto y el PP tampoco lo ha aireado. ¿Por qué? Por la misma razón que no conocemos, en todos sus detalles, la deliberación en el ECOFIN del 9 de mayo del 2010 en Bruselas en el que el Gobierno Zapatero fue obligado a cambiar el signo de su política económica. Una reunión en la que la vicepresidenta Elena Salgado vertió lágrimas.

      Ambos episodios demuestran cómo ESPAÑA se halla tutelada o INTERVENIDA oficiosamente desde HACE MÁS DE 2 AÑOS.

      . . . . . (Enric Juliana, en La Vanguardia de hoy)

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  2. Desde el 1 de enero de 2008 hasta el pasado sábado 14 de julio, el Gobierno de la Nación ha aprobado 75 DECRETOS. No todos contienen legislación para afrontar la CRISIS, pero sí una parte de ellos muy importante: aproximadamente unos 33...

    El Gobierno está obligado, de acuerdo con el carácter 'extraordinario', a justificar su adopción. A tal fin, detalla las razones en la denominada 'Exposición de MOTIVOS' del Real Decreto Ley... En el primero, el R.D-L. 2/2008, de hace 4 años, con Medidas de impulso a la actividad económica, se pudo leer lo siguiente:

    “Como resultado del elevado dinamismo de los últimos años y de la orientación de la política económica y presupuestaria, en la actualidad, LA ECONOMÍA ESPAÑOLA GOZA DE SOLIDEZ en sus fundamentos. En este sentido, es importante destacar tres aspectos:

    - en primer lugar, el aumento del stock de capital al que ha contribuido notablemente la elevada inversión impulsada desde el Estado en capital físico, tecnológico y humano; en segundo lugar, los SUPERÁVIT y la reducción de deuda pública de los últimos años; en tercer lugar, la intensa creación de empleo (…)

    - Estos elementos posicionan a la economía española en una SITUACIÓN FAVORABLE PARA hacer frente a la coyuntura adversa derivada de las PERTURBACIONES ECONÓMICAS INTERNACIONALES (…) A esos factores exógenos se unen en España las dificultades del sector de la construcción de vivienda”.

    La respuesta a este diagnóstico fue una deducción de 400 € como NUEVO SUBSIDIO MUY GENERALIZADO para los contribuyentes (...)

    A distancia sideral se sitúa el último, el R.D-L. 20/2012, hace 4 días, de Medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad. La “solidez” de 2008 es substituida por la GRAVEDAD de la crisis, la cual es descrita sin paliativos:

    “LA RECESIÓN QUE COMENZÓ a experimentarse por la economía española ya en EL AÑO 2008 y las políticas económicas entonces seguidas para hacerla frente llevaron a la acumulación de algunos desequilibrios macroeconómicos insostenibles.

    … [La] recaída reciente de la economía española, aun sin llegar a la gravedad de 2009, ESTÁ TENIENDO GRAN VIRULENCIA y consecuencias graves de destrucción de empleo. Durante los dos primeros trimestres del presente año la actividad económica profundizó su deterioro y las perspectivas para la segunda mitad del año no serán mejores si no se adoptan medidas urgentes”.

    A continuación, se reconoce la realidad de la INTERVENCIÓN EUROPEA.

    “[las] medidas [aprobadas] dan cumplimiento a buena parte de las RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS formuladas por el Consejo Europeo a España en el mes de junio y como colofón al Semestre Europeo:

    - AMPLIACiÓN DE principales bases impositivas, eliminación de desgravaciones y exenciones y sustitución parcial de la imposición sobre el trabajo por IMPOSICIÓN INDIRECTA” (verlo en 'Expansión' de hoy)

    Andrés Betancor

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