jueves, 4 de abril de 2013

Qué puede acabar pasando, por la zona Euro (¿quitas… y corralito, sí o no?), aquí también

 
¿Quién -como bien claro dejó, hace ya 5 siglos, don Fco. Gómez de Quevedo...- "la montaña derriba al valle y la hermosa al feo? ¿Quién podrá cuanto el deseo, aunque imposible, conciba? ¿O quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero? El dinero (...)
 
Pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca; y si al alma su hiel toca, esconderla es necedad. Sépase, pues libertad ha engendrado en mi pereza la pobreza..."
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Sorry, trying to be Scientists, we apologize for not disguise any Facts!

Ahora mismo, la 'pregunta del millón' está siendo ¿hasta dónde vamos a llegar con esta Crisis, interminable, aquí? Por ello, merece la pena pararse a considerar las razones que nos ha dado Martín Seco sobre dicha cuestión:

Soy muy pesimista. Creo que no deberíamos haber hecho la Unión Monetaria del Euro por ser una ratonera de la cual es muy difícil salir. Aquí hay 2 opciones: tirar hacia delante o volver atrás. Para seguir adelante se precisaría creación de Hacienda Pública común y una gran transferencia de recursos desde los países más ricos a los menos o pobres... De tal forma se implantaría una fuerte política redistributiva al nivel comunitario, como lo planteado para España con el Gobierno central y las Comunidades Autónomas.
 
Esa es la verdadera Unión, fiscal, y no lo que habla Merkel. Pero Alemania no aceptará eso nunca, por lo que casi es imposible. La salida hacia detrás sería volver a las antiguas monedas, romper la Unión Monetaria. Que tendría eso costes graves nadie lo duda, pero es posible que los del seguir con el Euro sean incluso mayores. La UE, sin embargo, no ha establecido ningún camino del volvernos atrás. En esa tesitura, los escenarios pueden ser múltiples: no es lo mismo que salga un solo país o si el Euro se rompe y salen todos, lo que sería mucho menos costoso.
 
Si saliese uno sólo el coste sería mucho mayor; pero tampoco dará lo mismo que Alemania sea la saliente, donde a lo mejor el resto de los países quedarían en una situación mucho mejor, o si es Grecia. Todos esos escenarios tienen alto coste, pero conviene plantear si el Euro no terminará rompiéndose, a pesar de todo. Y, si eso se diera, entonces además nos encontraríamos en la peor situación posible: después de pasar no sé cuantos años en el Euro con unos costes enormes, tendríamos que asumir ese sobreañadido del dejar la Moneda Única.
 
La Unión fiscal implica impuestos y prestaciones comunes. Debería servir para reequilibrar los Estados. Lo malo es que la Unión Monetaria sólo se puede mantener si al mismo tiempo hay Hacienda pública capaz de compensar los desequilibrios que se crean dentro. Alemania nos ha estado prestando durante años para que compráramos sus productos pero, cuando su Banca y la francesa pensaron que no íbamos a poder ya pagar, lo dejaron. Y entonces llegaron los problemas. Con el Euro, se confiaron los bancos hasta que llegó al 10% del PIB nuestro déficit.
 
Antes del Euro, se dio un proceso análogo con aquel Sistema Monetario Europeo, cuando teníamos tipo también fijo mas podía moverse un 2,25%. Entonces nos estaban prestando y teníamos déficits en la balanza por cuenta corriente del 4%, pero todavía podíamos devaluar la Peseta y se solucionó el tema. Luego con el Euro ya no había devaluación posible y los bancos, tan inteligentes ellos, pensaron que tampoco tenían peligro al no poder hacerlo.  Toda devaluación es una 'quita' encubierta. Cuando ven ese peligro, los mercados reaccionan mucho antes y dicen ‘no prestamos más’, obligando así a devaluar...
 
Si fuera seguro que no vamos a ver la devaluación y el Euro permanecerá, no habría ninguna razón alguna para mantener los tipos de interés distintos pagando deuda pública. Quien dice que la 'zona Euro' no puede romperse, argumenta el coste altísimo: si se rompiera el Euro, las monedas del Sur se devaluarían y para el norte se revaluarían, muchísimo. Pero aceptan que los tipos de cambio ahora no son reales; pues la moneda de Alemania debería revaluarse respecto al dólar, pero en España debe devaluarse. Mas, al tener ambos la misma, el Euro no se puede devaluar y revaluar a la vez.
 
¿Es sostenible a largo plazo esta situación? No lo es. El primer problema lo vamos a tener con Grecia, y se tendrá que hacer otra 'quita' en la deuda. Los que pregonan el gran coste que supondría una ruptura del Euro argumentan que sin él se producirían 'quitas' de la deuda, pero es que eso ya ocurrió dentro de la Unión Monetaria. Y a Grecia, o se le quita deuda o no va jamás a poder pagar.

Lo dije cuando se constituyó la Unión Monetaria y lo repito ahora: no puedo entender a Grecia y Alemania en el mismo tipo de cambio para siempre. Eso es imposible. En los 30 años anteriores, con respecto de la Peseta, el Marco alemán se había revaluado un 500% y el Dracma devaluado en torno al 2.400% a la vez. Pensar que una evolución tan dispar en tipos de cambio acabaría por el simple voluntarismo de unos dirigentes políticos fue absurdo. La prueba es que los mercados no se lo creen. Eso es el gran problema.

Yo no sé por dónde acabará de salir todo esto, si por Grecia y luego habrá una reacción en cadena, pero creo que vamos a explotar. Si se recuperase la confianza en España y a pesar de todo volviésemos a tener inversión y siguiéramos creciendo a crédito, el panorama tampoco sería halagüeño, para nada; porque ya hemos perdido la democracia. En este viaje nos hemos dejado gran parte del Estado Social por el camino.

El mismo diseño de la UE es totalmente deficiente: tenemos un Banco Central que realmente manda e impone condiciones a los Gobiernos, neoliberales, donde te dicen cómo tienes que bajar Pensiones, recortar Sanidad y dar dinero a los Bancos. Quedarnos en la Unión Monetaria significa retroceder 80 años en la historia de este país. Es tremendo. La cuestión sería si estamos a tiempo para evitarlo: ¿merece la pena seguir por vías de austeridad? o ¿debemos intentar que se rompa el Euro?

Quizá sea mejor, con todo el coste que debemos asumir... Eso no significa que España tenga que salir mañana mismo; sino aceptar que, si la Unión Monetaria fue un gran fracaso, no se debió haber hecho. Implica un cambio de mentalidad, el decir ‘vamos a minimizar costes y ver cómo puede desmontarse igual que se hizo aquel montaje’; y en eso deben confluir España, Portugal, Grecia, Italia e incluso Francia. Según vayan viéndose las contradicciones agudizadas, más fácil será que se unan.

Alemania es la gran beneficiada de la Unión porque primero mantiene al resto de países atados con el tipo de cambio, lo que hace que pueda exportar todo cuanto quiera; y nosotros no podamos ser, sin más devaluación, competitivos. Pero además ella se puede financiar a unos tipos de cambio bajísimos gracias a nuestros intereses más altos: no hay más que ver cómo antes de la Crisis perdía porcentualmente puestos dentro de la UE su renta per cápita y en estos momentos los gana.

Además, hay una distribución totalmente injusta, pues una devaluación tiene la ventaja de que disminuye por igual los precios interiores en tal manera que reajusta las cosas, pero con respecto al exterior: dentro del país la relación de precios -incluso salarios, tipos de interés, etcétera- no cambia. Una devaluación divide los costes por igual pero ahora, como no podría devaluarse, todo ajuste se hace con más Paro, Decrecimiento y Recortes de salarios.

El problema es que frente a la gran Alemania los países del Sur no se han unido. Cada uno intenta salvarse por su cuenta. Quizás lo mejor sería una voladura controlada del Euro. A lo mejor ha llegado ese momento, que no será ya ni mañana pues hay muchos intereses y reticencias, pero deberíamos exigir a nuestros gobernantes posturas de firmeza en Bruselas y desde luego corregir las cosas que pueden: el funcionamiento del BCE, la presión para no seguir por vía de Austeridad, no inyectar dinero público a los Bancos y dejar quebrar alguno.

Para eso hay que cambiar la mentalidad y empezar a pensar aceptando la constitución de la Unión Monetaria como una chapuza impresionante. Pero, en ello, ¿acaso puede contarse con los actuales? Parece que no, aunque a medida que las contradicciones sean más claras, la presión se hará más fuerte.

Es evidente, aquellos que andan gobernando España en los últimos 25 años difícilmente aceptarán el que se hayan equivocado radicalmente. Pero cada vez hay más gente aceptando el error: cuando decíamos esas cosas en 1992, 1994 y 1996, se nos llamaba de todo; y ahora la gente comenzó a ver que no es ninguna tontería. Incluso el discurso del PSOE, tal vez por estar en la oposición, va cambiando ya; y dice que hay que plantar cara en Europa, el camino es ése. Aunque triste, complejo y poco esperanzador.

Quizás la presión ciudadana sea clave; y se ve muy complicado al respecto, no soy nada optimista. En Europa nos hemos acostumbrado a una vida demasiado cómoda. Hay gente que habla de iniciar algún proceso constituyente, pero habría que ver cómo se hace.
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1 comentario:

  1. Contaba Tito Livio que cuando Filipo V de Macedonia tras las guerras púnicas atacó a los aliados atenienses, el Senado acordó declararle guerra. Como era preceptivo, el cónsul Publio Sulpicio preguntó formalmente al pueblo si aprobaba esa contienda. Los ciudadanos se mostraron reacios, debido al cansancio y padecimientos que habían tenido que soportar en largos años de enfrentamientos contra los cartagineses, por lo que antes de someterlo a votación les habló: “Parece que no os dais cuenta de que NO SE OS CONSULTA SI QUERÉIS O NO la Guerra -Filipo, que prepara por mar y por tierra una de gran alcance, no deja la elección de ninguna Paz- sino si preferís llevar las legiones a Macedonia o dar entrada en Italia al enemigo”. Palabras parecidas serían hoy de aplicación a la ciudadanía de la Unión Europea.

    (…) 3 de cada 4 españoles continúan mostrándose a favor de permanecer en el Euro. La explicación hay que buscarla en tintes apocalípticos con que, en los momentos actuales, se presenta la ruptura de la Unión Monetaria, y al vértigo experimentado siempre ante lo desconocido. Si hace años el discurso oficial caminaba por derroteros de “no podemos perder el tren”, ahora se centra en afirmación contundente de que no hay vuelta atrás… Los europeos hoy, después de 5 años de crisis, al igual que aquellos romanos, están cansados, hastiados y rendidos, no quieren enfrentarse a una nueva aventura como la que significaría retorno a la moneda propia. En estos momentos el sentimiento más extendido por nuestra sociedad es miedo. Prefieren adoptar postura del avestruz y esperar, pero a mandatarios europeos habría que dirigirles las mismas palabras que aquel cónsul pronunció en el campo de Marte. “La cuestión no es SALIR O NO SALIR. Esa elección no os está permitida. Contradicciones inherentes a la Unión Monetaria deciden por vosotros, la opción se reduce al CÓMO Y CUÁNDO desaparecerá el Euro”.

    Al igual que indudables eran los sacrificios y sinsabores que iba a acarrear mandar legiones a Macedonia, resultan incuestionables los costes de abandonar el Euro; pero de la misma forma que la guerra en Italia constituía un escenario más amenazante, alargar agonía de países en la Eurozona para que la ruptura se produzca al fin cuando las economías estén en posiciones mucho más críticas es peor sin duda. Las equivocaciones tienen su coste, incluso al corregir. La cuestión radica en saber: si será mayor o menor que lo resultante al permanecer en el error; y si esa permanencia no es imposible y antes o después no habrá que desandar camino andado, con lo que el precio será infinitamente superior. Sin corsé, los tipos de cambio se realinearían a nuevos equilibrios. Lo que implica, y lo están reconociendo ya, que la situación actual es artificial o forzada y no obedece a condiciones de las respectivas economías. O que TIPOS DE CAMBIO NOMINALES actualmente no coinciden con los efectivos. ¿Es posible permanecer durante mucho tiempo con esos IRREALES?

    Esta situación cierra a los países deudores toda posibilidad de recuperación económica. Lo que conlleva incapacidad, por más ajustes que se realicen, de corregir déficit público, e incremento progresivo del stock en deudas; agravado por los altos tipos de interés que cobra el mercado, similares a lo que exigiría en el supuesto de que pensara que va a producirse devaluación. La deuda griega ha sufrido ya una QUITA y en Chipre recayó sobre los depósitos. ¿Alguien puede creer que Grecia y Portugal no van a necesitar con el tiempo nuevo rescate? (¿acaso Chipre va a poder hacer frente a deuda pública que representa 150% de su PIB? y ¿a qué niveles ascenderá, por mucho recorte del gasto que se acometa, el endeudamiento en países del Sur?) ¿No van a imponerse sucesivamente nuevas a esos países? Permanecer en la Unión Monetaria de ningún modo aleja los problemas con que los países se encontrarían al adoptar una moneda propia, pero sí les priva de las armas y de los instrumentos con que contarían fuera de la Eurozona. ANTES O DESPUÉS LA SALIDA SERÁ INELUDIBLE.

    (JFMS, en 'República de las ideas', hoy)

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