lunes, 14 de abril de 2014

Contra 'omertá', no comentario ni opinión: sólo confesión oficial, solemne, del Rey 'tras' el 23-F



Para el amanuense de la C@sa Real que redactó insólito comunicado sobre contenidos del anunciado libro cuyas páginas no habría podido ni abrir, "La gran desmemoria: Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar", sería "pura ficción imposible de creer" cuanto allí Pilar Urbano afirmaba: "El Rey nos salvó in extremis de un Golpe que había puesto en marcha a modo de solución; para Suárez estuvo clarísimo que alma de la Operación Armada era el Rey, como que nació en Zarzuela".
 
Mas conforme a esos 10 oficiosos colaboradores áulicos del juancarlista PPSOE... -dizque Suarismo...- que tan bien salían en auxilio de la versión oficial propinada desde palaciega Zarzuela, "más que un libro de rigurosa investigación histórica", constituiría "el típico relato novelado-libelo" sobre unos hechos cuyos principales documentos nunca se ha permitido 'desclasificar' todavía (o/y, en cualquiera de los casos, deberán seguir censurándose) como secreto real; ya que "La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad", al tenor de lo dispuesto por un art. 56.3 en la vigente Constitución Española...
 
Y según Juan Luis Cebrian, el Jefe sobre los 'Servicios Informativos' en RTVE desde un último Gobierno de Franco presidido por Arias Navarro y aun hoy Consejero Delegado para la Prisa editora del diario 'El Pais', sólo sería "el libro de Pilar Urbano, una meritoria colección de anécdotas que lleva a su autora a defender tesis tan fantasiosa y creíble como las revelaciones de los sabios de Sión"...
 
¡Aunque también ese mismito 'Juanli' nos afirma igual tratarse de "obra (...) tan voluminosa en páginas como endeble en revelaciones, pues la mayoría de lo que con ella se dice había sido publicado ya repetidas veces a lo largo de los años, como por otra parte ponen de relieve numerosas notas a pie de página que incluye"...!
 
Pero, aun pese a todo ello, lo que para nada puede ya discutirse son las veracidades contenidas en una noticia despachada por Europa Press difundiendo el contenido literal del télex enviado por Juan Carlos en la mismísima noche del 23-F al Capitán general Miláns del Bosch (que fue publicado desde todos los media informativos durante días inmediatamente seguidos y se conserva, sin remedio posible, con ciertas indiscretas hemerotecas de múltiples ejemplares editados en prensa escrita muy diversa)...


O sea, que resulta evidentemente contrastado cómo no fue sino unas 7 horas después de tomarse nuestro Parlamento por Tejero cuando le comunicó el Rey a Miláns del Bosch ese -tan afectuoso cuanto demasiado comprometedor- "ya no puedo..." tras haber pronunciado su alocución televisiva desmarcándose al fin (aunque no sin ambages equívocos todavía, sobre la "situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso") respecto de "acciones o actitudes... por la fuerza...", varias horas también más tarde del haberse dejado libre ya el Centro emisor para RTVE abandonándolo fuerzas armadas antes allí desplazadas.   
 
E igualmente, son hechos probados -con abundante soporte documental tras el Consejo de Guerra en donde se juzgaron, y por reiteradísimos testimonios escritos, al respecto nunca luego desmentidos- algunos otros más relevantes, como los que se relacionan a continuación: 
 
 .- Cuando Juan Carlos cursa por fin (sobre las 1:30 horas del 24 F) el télex hacia Miláns del Bosch para que le mande a Tejero deponer la ocupación del Congreso había sido ya hecho fracasar su 23-F, mas por Tejero mismo, al negarse a permitir ningún paso de Armada hasta hemiciclo de las Cortes tras ver cómo la lista del Gobierno con el que pretendía proponerse incluía líderes de PSOE y PCE...
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- Ese cuidadosísimo contenido literal del ya citado primer Mensaje radiotelevisivo por el Rey (emitido a las 0:58 horas del 24 F pero que se tuvo ya grabado al anochecer del previo 23-F)... no habría resultado “nada incorrecto” si acaso se hubiera terminado luego consensuando como salida -o “solución, de males menores...”- en el Congreso aquel 'Gobierno de amplia concentración' con Armada como presidente que aún intentarían proponer le fuera encargado...
 
- A diferencia de lo que ocurrió con otros golpistas inmediatamente encarcelados como Tejero y Miláns del Bosch, al general Armada se le dejó responsabilidad oficial suprema de firmar los términos o condiciones para las rendiciones en aquel ‘pacto del capó...’ posteriormente respetado sin objeciones ninguna por todas nuestras autoridades del Estado, no estando tampoco detenido hasta el día 27 F siguiente a publicarse por ‘Diario 16’ cómo había intentado presidir su Gobierno...   
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- El ascenso del general Armada hasta 2º Jefe de la JUJEM (Junta de Jefes en el Estado Mayor) sólo se produjo un recentísimo 12-F por el Rey tras lograrse otra dimisión del presidente Suárez, que siempre se negó a revocar su ‘destierro preventivo’ como gobernador militar en Lérida para el ex Secretario de Juan Carlos I, quien además luego fue muy pronto indultado…
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3 comentarios:

  1. Acaba de ofrecernos otro muy preciso balance del asunto el historiador Antonio ELORZA en la última columna que le ha publicado 'El Pais', coincidente por lo fundamental:

    "... El revuelo montado por Pilar urbano en torno a su 'La gran desmemoria' es la mejor prueba de la centralidad del tema. En el libro y el relato sobre la actuación del Rey en torno al 23-F (...) ciertamente, la visión crítica cuenta con sólidas bases.

    Ante todo con aquel informe del 26 de marzo de 1981 a Helmuth Schmidt por el embajador alemán Lothar Lahn reseñado en EL PAIS, según cuyos testimonios nuestro Rey, sobre el golpe:

    - 1) No se mostró contrario ante sus protagonistas: "es más, mostró comprensión, cuando no simpatía";

    - 2) “Los cabecillas -dijo- tan solo pretendían lo que todos deseábamos”: orden;

    - 3) Había aconsejado, reiteradamente, a Suárez “que atendiera a los planteamientos de los militares; hasta que estos decidieron actuar por su cuenta”.

    El relato de Carrillo a García Montero y Lagunero cierra el círculo: habría existido una trama política, impulsada por el Juan Carlos I, para un gobierno de concentración presidido por Armada (presión regia para lograr traerle a Madrid), y aun cuando el Rey prefiriese la solución Calvo-Sotelo al dimitir Suárez, Armada ensayó el golpe, que fracasó por Tejero.

    El constitucionalismo del Rey ante TVE y los capitanes generales fue claro; su actuación precedente, cuestionable, como Rey que quiso indebidamente reinar, en medio del “ruido de sables”...

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  2. Al final, lo más importante tras todas esa mascarada del aburricie por la yenka de los golpes y contragolpes desde tantos agentes dobles de las contrainteligencias (tanto 'militares, por supuesto...' cuanto 'civiles...' como los cainitas enfrentamientos en la '[post]guerra [in]civil' tras el 18-J de 1936)... fue cómo España SÍ entró en la OTAN ya el mismo año siguiente al del 23-F, o sea en 1982.

    Esta finalmente habría terminado siendo principal diferencia de programas políticos entre Suárez, por un lado, y el Rey -más la embajada USA- con las cúpulas del generalato (militar) y una gran mayoría de los partidos (políticos) en el otro.

    Incluso el PSOE -que retóricamente había enarbolado decálogos de Javier Solana con su 'OTAN, de entrada No'- aplicó menos de un año después, cuando llegó al Gobierno con ese mismo Felipe González previsto por Armada como su 'vicepresidente in péctore' para el 23 F, otro real 'OTAN, de salida nada'...

    Y años después hasta se aupó a la Secretaría General de dicha misma OTAN el mismísimo Javier Solana...
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  3. "Cuando Adolfo Suárez presidente entendió que estaba solo ante el electorado, sin gente de fiar a su alrededor, y que hasta su hasta entonces fiel Fernando Abril Martorell le llenaba de sospechas, en vez de aflojar el tirón y tener muñeca política, entendió que iban a por él y lo afrontó con garbo. Pero el panorama de enemigos que estaban en el secreto de que había que 'matar al César' –los electores seguían viviendo en la candidez– eran tantos y tan bien colocados en los diferentes niveles del Estado que no le ofrecieron otra alternativa sino DIMISIÓN.

    Aunque hay que decir en su honor, que siguiendo su estilo les hizo una jugada maestra. En vez de las semanas que necesitaban para ir pensando en una salida, mientras buscaban sus 'alternativas a Suárez' y siempre en el secreto, naturalmente, en apenas un fin de semana dimitió, y ahí fue Troya.

    ¿Ahora qué hacemos? Entre los golpistas que aún no tenían cerrada su 'Operación...' y enemigos interiores que fueron incapaces para tomas de decisiones, los últimos días de diciembre de 1980 y enero del 1981 –sobre los que ya he escrito abundantemente– fueron un auténtico aquelarre del ridículo político. (Véase 'Adolfo Suárez. Ambición y destino', editor. Debate, 2009). Los padres de la Transición fueron un grupo de incompetentes con suerte; fracasaron en todo lo que políticamente se propusieron; pero se hicieron ricos.

    Dos personajes del viejo funcionariado del régimen franquista, Landelino Lavilla y Leopoldo Calvo Sotelo asumen unas tareas muy por encima de sus posibilidades, como alternativa al GOLPE que se fraguaba. Pero fracasan, por razones muy similares a las de los militares golpistas. El secreto no podía evitar un motivo enraizado en sus biografías, en sus carreras, en su limitado mundo mental: el franquismo que nos había castrado un poco a todos, a ellos les alcanzó hasta la lobotomía.

    Cuando Adolfo Suárez, aún presidente, sale del secuestro del Parlamento en la mañana del 24 de febrero de 1981 y recibe por primera vez todos los datos sobre el fracaso de la intentona, propone sin rubor y con fuerza que YA han desaparecido los motivos para dimitir. Quiere seguir de Presidente del Gobierno y ahí es donde le explican, no sólo el Rey sino incluso algunos de sus colaboradores, que tal eventualidad es imposible.

    Que el GOLPE tenía un pretexto inapelable que unía a todos sus poderosos enemigos, y era él, y que una cosa era detener al guardia civil aventado (Tejero), a un general sórdido (Armada) y a un elemento de la guardarropía de la cruzada (Milans), y otra es que se creyera que la tormenta había amainado.

    Entonces empezó su agonía. Larguísima, duró 10 años de lucha contra una enfermedad política tan letal como los ictus y la demencia senil, la convicción de que sus años en el Poder y su valiente actitud frente a la BASURA uniformada que asaltó el Congreso, le otorgaban la garantía de volver a estar donde había estado, con un partido nuevo, el CDS, fiel y sacrificado como su pariente y amigo, el bueno de Agustín Rodríguez Sahagún, que se arruinaría en el invento.

    Lo que vino luego fue una caída en cascada. Ya no había lugar para él en la política española, y su empecinamiento, ese morbo que le impidió aquello que otro DE GAULLE supo hacer en circunstancias mucho más dramáticas, retirarse a tiempo, le llevó a unos años de infeliz lucidez. Cuando entregó a su retoño, un pobre barbián, en los brazos de José María Aznar tras aquel mitin inolvidable de Albacete, en mayo del 2003, no hacía más que entrar en el nirvana del olvido."

    (Gregorio Morán, sobre 'La verdadera muerte de Suárez...', en www.sinpermiso.info)

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