viernes, 18 de diciembre de 2015

Referéndum de ilegítima Deuda por Corrupción más Rescate a banca y Rentas básicas: podemos

     
Aparte de inevitables promesas [del "si ganase nuestro Partido tendríais  todo lo 'Bueno, Bonito... y -no tan solo Baratito, aun hasta- Gratis ('total', incluso) que pudiereis querer"], ninguno por sus Programas incluye consultas ni Plebiscitarse sino sobre "las realidades nacionales o de soberanías" para una Reforma Constitucional, aunque sin concretar solución económica respecto al devolvérsenos ya los 'recortes' en Pensiones, gastos del Rescate y cuanto se robó.
  
Hasta hoy sólo un abstenerse -del voto- útil es, por todo esto que hay acá...
  
  
¿Derecho al Decidir, en las urnas? ¡Sí, claro!, pero cuantos temas nos importan más: o sea, "un huevo, no el Fuero"... ni privilegios 'nacionales' por derechos (para comunidades de territorios llamados 'históricos', desde hace demasiado poco tiempo, incluyéndoseles a Galicia, Cataluña e incluso Andalucía mientras que serían ya no reconocibles Valencia, Navarra, las Castillas y León, Asturias o Aragón...) ahora deconstruidos, posmoderna mente; lo cual resultaría tan solo traición de caciquil Oligarquía local o/y otra 'Izquierda' del último 'tocomocho' sobre sus 'autonomismos'.
  

  
“Queremos decidir con urna, sí, pero también antes y después; o no hacerlo tan sólo sobre la cuestión territorial, como pretenden ahora las oligarquías catalanas por seguir perpetuándose en el poder... El 'derecho a decidir' están usándolo para defender intereses de la Casta y tapar sus Corrupciones. ¡Hay que desenmascararlos!”...
   
Así de categórico se había expresado Jaume Asens, el abogado y portavoz de 'Guanyem', marca bajo la que ya concurrió 'Podemos' a elecciones municipales en Cataluña, junto con otros Movimientos sociales más las demás 'Mareas' ciudadanas...
   
Joan Subirats, Jaume Asens y Ada Colau, la coalición ganadora en Barcelona
    
“Siempre la izquierda proclama vocación internacional pero en sus prácticas, a menudo, asumió alguna causa 'nacionalista'. En nuestro país, crítica radical a toda autoridad y desconfianzas hacia el Estado condujeron a una parte muy importante al inclinarse por el federalismo; en versiones más extremas, por cantonalismo, e incluso hasta posiciones casi comunales. El juego político, basado en alternancia de partidos burgueses más caciquismo, marginó a los movimientos populares y la izquierda. No extraña por tanto que parte de la izquierda -en algunos sitios como Cataluña, casi total mente…- se recluyera en el sindicalismo y anarquismo, adoptando actitudes apolíticas; o considerando que cuanto más dividido estuviese un poder político, mejor. Esta desconfianza ante su Estado se vio mantenida e incluso acrecentada durante la dictadura. El Estado era franquista y opresor, no solo sobre las libertades individuales sino también para la de los pueblos. La lucha, o resistencia, eran en primer lugar frente al poder político, contra el Estado.
     
Tales recelos pueden tener su razón de ser frente a un Estado liberal o, por supuesto, ante regímenes dictatoriales; pero carecerán de todo sentido cuando se trate del Estado Social y democrático de derecho... A una parte de nuestra izquierda le cuesta comprender que los únicos contrapesos posibles al poder económico y a desigualdades derivadas del mercado se hallan en el Estado. Bien es cierto que hoy estamos inmersos dentro de unos procesos involutivos, pretendiéndose retrotraernos al Estado liberal, pero la forma del combatirlos nunca podrá ser propugnando menos Estado; sino, por el contrario, mediante algún reclamar ...más Estado: la manera de superarlos jamás podría centrarse por ningún proceso disgregador que troceara el Estado en comportamientos estancos.
   
Un Estado constituye aquel único ámbito en el que se cumple juego democrático, sea mejor o peor; y donde posible nos resulta establecer contrapesos al poder económico. Cuanto más reducido sea dicho ámbito en una época de globalización, más difícil será el que se cumplan dichas funciones y mitigue las desigualdades del mercado. Actual mente, se produce un proceso asimétrico con dos direcciones, muy contrapuestas: mientras es pretendida una economía  internacionalizada, se buscaría que la soberanía política quede confinada en contornos progresivamente más estrechos. Con este nuevo marco, los poderes políticos tendrán cada vez más dificultades para poner límite al poder económico, haciéndose inviable instrumentalizar cualquier medida económica prácticamente desde las izquierdas. En realidad, esto es lo que va ya ocurriendo dentro de la Unión Europea.
  
No existe ninguna contradicción, todo lo contrario, en que las izquierdas abracen la causa de naciones o pueblos pobres y oprimidos por la dominación colonial; pero cuando en Estados teóricamente avanzados -como son Italia o España- el nacionalismo surge por regiones ricas, enarbolando bandera de insolidaridad frente a las más atrasadas, la izquierda difícilmente podrá emparejarse con ello sin traicionar sus principios: en este ámbito izquierda y nacionalismo son conceptos excluyentes, pues. ¿Cómo mantener que la Italia del norte, rica y próspera, sería explotada por el sur, donde se cuenta con un desarrollo económico bastante menor? ¿Cómo sostener el que regiones tales cuales Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha oprimen a otras como Cataluña, País Vasco o Navarra? ¿Puede la izquierda dar cobertura al victimismo de los ricos? ¿No resulta contradictorio escuchar a una fuerza que pretende ser progresista quejarse del 'déficit fiscal' de Cataluña?
   

    
Hoy, esta contradicción no solo ha hecho presa en la mayoría de las izquierdas de Cataluña y del País Vasco, sino que de manera edulcorada se ha trasladado a los partidos nacionales. Tanto IU como Podemos se han dejado enmarañar en el concepto del 'derecho a decidir', un eufemismo empleado por los nacionalistas para eludir hablarse de 'autodeterminación'; que saben perfectamente, según las interpretaciones hechas por el ordenamiento jurídico internacional, no es aplicable al caso... El derecho a decidir, además, presenta los atractivos del revestirse con apariencias de libertad y democracia. Es fácil su ir tachando, a quien se oponga, de 'antidemócrata'...
   
Se olvidan, sin embargo -al igual como lo hacen los defensores del neoliberalismo económico- de aquella paradoja que viene a recordarnos cuánto la libertad traducida en ausencia de todo control restrictivo termina destruyéndose a sí misma y reconvirtiéndose hasta otra máxima coacción; ya que deja vía libre al más poderoso para esclavizar a los débiles. Sin Estado, sin ley, no hay libertad.
  
Precisamente lo que cada individuo le pide al Estado es que proteja su libertad, pero en contrapartida deben renunciar a unas partes, aquellas opuestas a la libertad de los demás. Mi derecho a mover mis puños en direcciones que desee queda constreñido por la posición de las narices del vecindario. Es de una limitación a las libertades de donde la propia libertad emerge. Una carencia en cuanto a leyes limitativas para la libertad nos hundiría cualquier sociedad hasta el caos, imponiéndose leyes de la selva, las del más fuerte.
    
   
Todos tenemos el derecho a decidir. Es más, estamos compelidos a las elecciones en un sinfín, como dirían los existencialistas; pero también hay otras que nos están vedadas. La naturaleza nos constriñe, impidiéndonoslo desde un primer momento. Nadie puede nunca elegir su nacimiento, ni cualidades físicas e intelectuales de las que dotado está. El vivir en sociedad es otra fuente de limitación: mis derechos están limitados por ley, que garantiza ese mismo derecho a decidir en otras muchas áreas al mismo tiempo, precisa mente. Los derechos a decidir, como las libertades, en abstracto no existen; sino enmarcados con una realidad política y mediante un ordenamiento jurídico.
  
Cuando Podemos o IU defienden libertad del decidir de los catalanes no muestran consciencia sobre la contradicción en que andan incurriendo. ¿Serían capaces de mantener que un grupo social -el constituido por los ciudadanos con mayores rentas- tiene derecho, si lo decide por mayoría (que, sin dudar, aplastante sería), para excluirse respecto del sistema común [en sanidad, educación y pensiones públicas, por ejemplo] con la correspondiente rebaja proporcional sobre sus impuestos? Ese dicho supuesto no es para nada tan forzado cuanto pudiera parecer si tenemos en cuenta cómo aquellas regiones que proponen su autodeterminación son de las más ricas en España. ¿Cuál sería su postura si la Moraleja (una de las urbanizaciones para más alto standing en Madrid) pretendiese también ahora (como ya lo intentó) independizarse del municipio de Alcobendas (con más clase media), creándose su propio ayuntamiento? O, amparados en el derecho a decidir, ¿estarían a favor del convocarse un referéndum, por ejemplo, sobre la pena de muerte?
     
    
La independencia de Cataluña no solo afectaría en esa región, sino a toda España. Aquel derecho para un grupo de personas, aunque fuese mayoritario (y ahora no lo es), en Cataluña chocaría con el de otras –no menos- catalanas; e incluso con los del resto, entre todas las españolas. En Cataluña, ¿puede una mitad cambiar las condiciones de vida para la otra sustancialmente, obligándole al separarse respecto a España, donde se hallan unidos desde hace muchos siglos? Por otra parte, ¿quién se contaría como catalán?: ¿quienes ahora dentro de dicha Comunidad Autónoma residen -aun cuando hayan llegado ayer- o todos los nacidos en Cataluña, vivan donde vivan? ¿Por qué pueden votar los catalanes residentes en Costa Rica… y no quienes constan censados como residentes de Madrid?
    
Tanto desde Podemos como en IU, deberían preguntarse: ¿quién es el sujeto en ese derecho a decidir, que se invoca? Según la Constitución del 1978 (que fue votada por una inmensa mayoría de catalanes), el pueblo español en su conjunto. Pero es que, además, cualquier otra respuesta nos introduciría en un laberinto de difícil salida. ¿La Comunidad Autónoma Catalana definida de acuerdo con la Constitución del 78, formada por 4 provincias, con los límites que ya estableció el ordenamiento jurídico en 1833? ¿Y por qué no todos los países catalanes o el antiguo Reino de Aragón, con lo que seguramente sería muy distinto el resultado? ¿O cada provincia tomada individualmente? ¿Qué ocurriría si una mayoría en Barcelona y Tarragona se pronunciara contra toda escisión, aunque otra mayoría de la Comunidad mostrase su decisión a favor?, ¿se independizarían tan solo Lleida y Girona? ¿Y qué sería de los municipios que se pronunciasen contra lo decidido por sus correspondientes provincias?
     
El derecho a decidir solo es una trampa (y tanto Podemos como IU harían bien con evitar caer en ella), pergeñada por los partidos nacionalistas; detrás de la cual se ocultan únicamente aspiraciones, desde alguna región rica, del separarse con respecto a las de peor fortuna. Es una trampa semejante a lo que las clases altas utilizan cuando invocan el término libertad aplicándolo en la economía. En cuanto se rasca un poco el discurso nacionalista, debajo de las palabras democracia, pueblo, libertad, decidir, se halla siempre aquel “España nos roba”...
  
Acabo de leer uno entre todos esos comentarios en prensa a los que nuestro independentismo es tan asiduo; después de no sé cuántos alegatos, el autor termina diciendo que los niños extremeños tienen ordenadores gratis en la escuela, y los catalanes no. No sé si cierto es, o falso, pero en cualquier caso debería preguntarse si tiene algo que ver el famosísimo ‘3% [de las comisiones –corrupta mente...- cargadas a lo adjudicado por la Generalitat de Catalunya]…’; o el que su President de la Generalitat sea precisamente aquel presidente para una Comunidad Autónoma con más ganancias en España y percibiendo, por cierto, casi doble al presidente del Gobierno [estatal].”
    
(Juan Fco. Martín Seco: 'La izquierda y el derecho a decidir')
  

No podemos consentir que nuestras reglas del juego político se modifiquen a base de los órdagos echados -por 'derecho a decidir', desde cualquier Referéndum, del Reino Unido en la U.E. o para Cataluña en España...- tan solo hacia más insolidaridades. 'Repitámoslo: hay que recortar ya, incluso en escaños, a toda Casta mangante...
     

Y habrá otras medidas posibles, no sólo aquí, también con las nuevas mayorías gubernamentales de Grecia o Portugal: como ejemplo, una Fundación "Alternativas" ha presentado estudios que ya por lo menos demuestran viable alguna Renta Básica [400 €/mes], contra esta indigencia en millones de personas hoy aquí presente.
    

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